De cuerpos y almas

En el fascinante universo de la cábala, el concepto de «cuerpos» se vincula con el ser humano identificado con su personalidad y, por ende, con su envoltura física.

La existencia de “los cuerpos humanos” es una danza entre el nacimiento y la muerte, una coreografía que lleva consigo momentos de placer y satisfacción, pero también enfrenta grandes batallas, ya sean internas o externas, fruto de la percepción de separación. 

Estas batallas, expresión de la  constante dialéctica del yo-no yo, o yo-enemigo, se manifiesta en diversas formas, ya sea en estados, otras personas o incluso microorganismos que amenazan nuestra existencia. Estas batallas dejan su marca, un derrame de sangre o de vitalidad propia.

En la búsqueda constante de la idealidad, sea espiritual o material, consciente o inconsciente, los cuerpos se proyectan hacia una actividad sin fin, anhelando el reencuentro con una trascendencia perdida y olvidada por ellos.

Las “almas humanas”, en cambio, trascienden la mera identificación con la personalidad y se apoyan en lo que la literatura psicológica denomina el «self» o el «si-mismo». Inician un viaje interior donde descubren y reconocen diversos mundos, desde capas psicológicas superficiales hasta fuerzas fundamentales que construyen tanto su vida física como su entorno.

Al profundizar en el ser, las “almas humanas” se convierten en aprendices del dominio de realidades internas, construyendo conscientemente su realidad externa. Mientras los cuerpos se adaptan a las leyes del mundo físico y social, las almas descubren el poder de ser arquitectos y constructores de sus propias realidades.

Cuando dirigimos nuestra mirada hacia el interior, desvelamos fuerzas y formas que, al ser reconocidas, se integran como parte esencial de uno mismo. Nos convertimos en constructores de realidades, superando la dicotomía del bien contra el mal para abrazar la historia del despliegue de la madurez.

La vivencia de los “cuerpos”, a menudo vinculada a la esclavitud y victimización, contrasta con la libertad y empoderamiento experimentados por “las almas”. Estas participan activamente en la construcción de su manifestación y destino, relegando la fortuna y el azar a un segundo plano, dando paso al resultado de una práctica interna y madurez bien cultivadas.

Compartir